sábado, 19 de diciembre de 2009

HISTORIA Y MISTERIOS TEMPLARIOS



La Orden del Temple tenía por objeto la salvaguarda de los santos lugares. Ello hizo que la leyenda se asociase a la búsqueda y custodia de las Reliquias Sagradas. De hecho, en uno de sus primeros emplazamientos, en lo que hoy es la mezquita del Al-Aqsa, en la explanada del que fuera el antiguo Templo de Salomón, se encontraba el Santa Santorum en que se guardaba el Arca de la Alianza. Sus creencias sincréticas, extraídas incluso de otras tradiciones, sus rituales tradicionales... o por citar alguno de sus mayores enigmas; el Baphomet, les hacía desmarcarse de la ortodoxia católica. Lo cual, sumado a la incoherencia teológica que arrastraban en su origen, dada su naturaleza de monjes y guerreros, en  contradicción con el mensaje pacificador y amoroso del Cristo, haría que, una vez perdida la confianza de la iglesia en 1307, Clemente V en convivencia con el codicioso monarca Felipe el Hermoso pusieran fin a sus dos siglos de historia.
Los Templarios no entendieron que su cometido fuera la defensa en exclusiva del catolicismo por Oriente, desmarcándose en este sentido de los cruzados. Su finalidad, en contra de lo que comúnmente pudiera parecer fue salvaguardar la fe religiosa y la protección de los santos lugares, pero tanto de las Mezquitas y Sinagogas como de los templos cristianos, lo cual le granjeó la animosidad de la iglesia.
Trabajaron por el acercamiento de las religiones. En cierta medida aspiraron a crear las bases de una Religión Universal, si bien fracasaron, pués como proyecto sincrético resultó demasiado adelantado para la época. Algo así solo puede concebirse ante una humanidad que haya expandido sus niveles de consciencia y alcanzado la tolerancia necesaria en términos sociales y religiosos.
Ello no impidió que mantuviesen contactos con el mundo del Islam, especialmente con organizaciones de sus mismo perfíl. Tal es el caso de sus equivalentes islámicos, los Assasins, que proviene del término Assaça (guardián)... los guardianes de la luz islámica, como se les conocía. Herederos en este sentido del esoterismo ismaelita transmitido por Ismael, el segundo hijo de Abraham, de manera análoga a como Isaac los sería para los judíos y cristianos. De ellos proviene el término completamente tergiversado de asesinos, que originalmente venía a interpretarse en términos de valentía y, especialmente, por su implacabilidad en el combate. Al igual que los templarios, fue una orden mistico-religiosa que tenía por objeto la defensa de los santos lugares, y con quienes llegaron a mantener importantes contactos a nivel interno.
Para socavar esta exesiva apertura religiosa, la iglesia francesa llegó a dar instruciones a la Orden del Temple para que aceptase la admisión de todo católico que lo solicitara, sin tener en cuenta su condición ni su moralidad. e incluso se llegó a decretar que todo cristiano que fuera excomulgado podía enmendarse de sus filas enrolándose en la Orden. Conscientes del pelígro que tal medida podía suponer, los dignatarios mostraron su disconformidad al Papa y resolvieron, reunidos en un conclave en Palestina, desclasificar a todo candidato que hubiera sido admitido según las nuevas directrices de la iglesia.
Bajo la dirección del Gran Maestre de la Orden, Jacques de Molay, las tensiones se agudizaron con el Papa Clemente V. Francia, gobernada por Felipe el Hermoso, quien envidiaba sus riquezas, temía por su enorme poder y además no les perdonaba que hubieran negado la entrada a uno de sus hijos, tuvo la idea de condenarles por herejía y prácticas blasfemas. El 13 de octubre de 1307 se arrestaba así, con la aprovación de la iglesia, a numerosos caballeros, dando comienzo al final de la Orden.
Hay un hecho extraño ya en los inicios del Temple que cuestiona el sentido mismo de la orden. Durante los nueve primeros años no se incrementaron nuevos caballeros, ni entraron en combate y, a decir de algunos testimonios, se temía ese momento pués aunque tenía adeptos no se les había preparado. Si a ello se le suma la aludida incoherencia teológica, cabe pensar que sus fines o al menos sus objetivos más importantes fueran otros. En este sentido, no es de extrañar que su historia aparezca especialmente ligadas a las sagradas reliquias; la lanza de Longinos, el Sudario de Jesús, el Santo Grial o la propia Arca de la Alianza.
Algún autor como Charpentier ha aventurado en este sentido la hipótesis de que los primeros templarios buscaron y encontraron el Arca en las caballerizas del Templo de Salomón en que se alojaron, siendo escoltadas a Francia en secreto. El Arca era un recipiente de oro, rematado con alas de querubines en la que se custodiaba, entre otras piezas relevantes, las tablas de la ley con las que Moises había suscrito la nueva alianza del pueblo judío con Yahvé.
En tiempos de Salomón fueron colocadas junto al Arca en el Santa Santorum del templo que mandó a construir. Maimónides, filósofo árabe, citaba a proposito de ello una cavidad secreta bajo el templo, con el objeto de esconderlo en caso de destrucción, como así sucedió. Y en el que presumiblemente los templarios estuvieron excavando.
Con el Arca, indica el autor, debieron encontrar además patrones y medidas propias de la geometría sagrada, empleada para el Templo de Salomón y que después utilizaron en la construcción de catedrales. Atrevida suposición, pero de alguna manera explicaría la repentina irrupción del estilo gótico en la Europa de 1130, un enigma que la investigación histórica siempre se ha planteado.
Un secreto que tendría que ver con la utilización de una geometría sagrada en la construcción de templos y catedrales. Depositarios de una tradición oculta, con sus capiteles y gárgolas, con sus galerías, la altura de sus agujas y campanarios, parecen desvelar saberes antiquísimos heredados del templo de Salomón o bien de Moisés, quien sin duda estaba formado en las técnicas de construcción del antiguo Egipto.
De allí obtendrían, siguiendo con la hipóteis de Charpentier, las relaciones geométricas que emplearían poco después en la cosntrucción de las catedrales. De hecho, se van a encontrar en ellas una multitud de inscripciones relacionadas con los templarios. La catedral gótica de Chartres por ejemplo, muy cerca de Paris, o las más tardías como la capilla de la Abadía de Rosslyn, en Escocia, y la iglesia de Saint Merry contienen inscripciones sobre las sagradas reliquias, además de las relativas al Arca o a otras expresiones iniciáticas y ritualísticas...en el pórtico de esta última, construida en el siglo XIX, se encuentra la representación más clara que conocemos de Baphomet.
El hecho de que se hubiese llevado secretamente a Francia, algún tipo de documento u objeto, enlaza con un suceso extraño que aparece siglos después, en 1885 en una población del sur de Francia, Rennes-le-Château. Los autores del libro El Enigma Sagrado, sacan a la luz una tradición oculta que enlaza con las leyendas del santo Grial, el culto a María Magdalena, los Cátaros, la Orden de Sión y otras que circularon durante el medioevo -ahora con presunción histórica y profusamente documentadas- y de cuyos secretos eran conocedores, según observan, los templarios.


Parten de la suposición de que el Grial, la copa de la última cena y en la que José de Arimatea recogiera la sangre del Cristo crucificado, hubiera viajado junto a una pequeña comunidad cristiana hacia Europa, hacia el sur de Francia o al país de Gales, Inglaterra, dependiendo de la tradición del lugar. En todo caso, lo significativo de ello es que como cabeza de la incipiente comunidad estaba María Magdalena, quien aparece además como esposa de Jesús y en cuyo regazo llevaba su descendencia. Los Merovingios, siguendo la linea imperativa de los autores, reivindicaron este linaje, que habría sido preservado a lo largo de la historia por la Orden del Priorato de Sión. De hecho, hay quienes consideran que la expresión grial, proviene de San Greal, Sangre Real, lo cual entroncaría con la propia legitimidad al trono de Jesús de Nazaret, descendiente a su vez del rey David...
Hay quienes avanzan, incluso que el culto a María, profesado por los templarios, quienes ponían de hecho en las catedrales en nombre de Nuestra Señora, estaba referido a María Magdalena. Independientemente de que esto fuera asi, o no, lo cierto es que sus virgenes negras, por otro lado, enmascaran antiguos cultos de otras tradiciones paganas. Guardan relación en este caso, con el culto a la madre tierra que pervivía en la cuenca mediterránea antes del cristianismo. Y aquí nos remontamos al Egipto faraónico, dado que los antiguos egipcios identificaban al color negro como símbolo de la fertilidad de la tierra.
Era un culto esencialmente femenino, basándose en el hecho de que la tierra, al igual que la mujer eran procreadoras de vida. Una explicación que entronca con la de Fulcanelli que daba en El Misterio de las Grandes Catedrales, cuando la imagen de la diosa Isis en basalto negro, nos dice, era venerada en las criptas de los antiguos templos. De igual manera sus representaciones con su hijo Horus en el regazo, pasarían a formar parte de la iconografía cristiana, convertida ahora en las prolíficas escenas de maternidad de la Virgen con el niño.



Por Nicolas Martín y Mateo