Durante el concilio de Nicea que tuvo lugar en el año 325 de nuestra era, se produjo una escisión entre la Iglesia de Roma y los cristianos que no quisieron seguir los dictamenes del Papa. Así surgieron otras Iglesias Cristianas, entre ellas la de los Coptos de África que tenían su sede en Alejandría (Egipto). También en esta ciudad surgió el cristianismo arriano, al que más tarde se convertirían muchos lusitanos. Según el historiador luso-alemán Rainer Daehnhardt, el culto de los arrianos y de los coptos se basaba en antiguos ritos dedicados a la diosa Isis, con influencia posterior hebraica e islámica. Cuando los cruzados y los peregrinos llegaron a Tierra Santa en el siglo XI se enteraron de que el Santo Sepulcro estaba custodiado por sacerdotes Coptos. Es posible que en la actualidad exista en los monasterios Coptos del Cuerno de África, algunos ubicados en lugares inaccesibles, un gran número de manuscritos que recogen aspectos desconocidos de la vida de Jesús.