Los Templarios de Miravet, igual que todos los del reino Aragonés, fueron sometidos a varios procesos, pero jamás confesaron sus presuntos crimenes. Ni herejía, ni sodomía, ni blasfemia; los caballeros del Temple mantuvieron con firmeza su inocencia. El hecho de que no se empleara la tortura con ellos, prohibida en el reino de Aragón, influyó sin duda en su falta de colaboración. Por eso, en marzo de 1311, el Papa ordenó al arzobispo de Tarragona que torturasen a los prisioneros para que confesaran. Sin embargo, el tormento que tan buenos resultados había dado en Francia, fracasó en esta ocasión, pues los ocho templarios torturados en Barcelona mantuvieron su inocencia. finalmente un concilio local que se desarrollo en la Iglesia de Tarragona el 4 de noviembre de 1312 declaró inocentes a los Templarios, "a pesar de ser sometidos a torturas para confesar sus crimenes".
Es un hecho interesante a destacar que; pese a lo que sucedía con nuestros hermanos en tierras francesas, en otros lugares, pese a las mismas reprimendas ordenadas por la iglesia, la suerte de nuestros hermanos no fue la misma.
En la catedral de Tarragona se encuentran diversos vestigios de las andanzas templarias por estos lares. Basta fijarse en los capiteles, columnas y murallas, para descubrir un mundo de simbolos y marcas que nuestros hermanos dejaron para la posteridad. Desde cruces patadas, escuadra y compás, hasta la "advertencia" que se ve en el frontis de la catedral. Precisamente, esta no invita a pasar, sino mas bien dice; ¡detente! este no es un lugar cualquiera.
Os invito a que si teneis la oportunidad, de visitar Tarragona, paseis a dar una ojeda a tan interesantes lugares.

Torre de los Templarios, Tarragona
Frontis de la catedral de Tarragona
Marcas de "Canteros" en las murallas